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María Dolores Rodríguez nació en barrio Luis Agote y vive en él desde hace 70 años. Su mamá era la partera del barrio que trabajaba en la Unión Ferroviaria. “Medio barrio nació en mi casa” nos dice orgullosa al relatar sobre el importante rol que desempeñó su madre en la comunidad. Incluso recuerda que, hasta el presidente de nuestra vecinal, Víctor De Battista, llegó al mundo atendido por su madre.
María Dolores siguiendo los pasos de su madre, también cumplió un rol destacado en la historia de nuestro barrio. Ya que dedicándose a la docencia en la escuela Gurruchaga y luego como directora del nivel primario, formó parte del grupo que dio origen al Complejo Educativo Francisco de Gurruchaga.
Le pedimos que nos relate sobre este acontecimiento tan importante, un logro impulsado por vecinos y vecinas, padres y madres, docentes y directivos, unidos por un objetivo que hoy en día seguramente les provoque orgullo verlo convertido en realidad.
María Dolores: Fue un movimiento que lideró Roxana Latorre, yo terminaba de llegar, la escuela cumplía 90 años y se inició un trabajo de los docentes acompañado por padres, abuelos, que costó mucho, como todo lo nuevo, hubo que salir a la calle a defenderlo, hubo que viajar a Santa Fe, fue una gesta. Pero mirado con la perspectiva que da el tiempo, el fruto son los chicos que salieron de una escuela de avanzada, de vanguardia… una maravilla. Siempre trabajando comunitariamente y con personalidades importantes como Chiqui Gonzales y otros notables de la época que se acercaron. El día que la escuela cumplió 90 años, en el patio central, estuvo el ministro de educación de ese momento y dijo: – “La escuela va a tener su secundario” y ahí se le presentó el proyecto del complejo y comenzaron las reuniones, las luchas, las marchas. El personal no tuvo vacaciones ese año porque nos la pasamos reunidos, donde hoy en día funciona el jardín era la casa habitación de la escuela y estuvimos todo el verano trabajando ahí. Esa fue la construcción teórica y al año siguiente se lanzó con esa fuerza que te dije antes de los padres, vecinos y los docentes. Cuando nombro personas siento que estoy siendo injusta, fue mucho trabajo, después de la noche de navidad nos reuníamos a bailar en la escuela en familia, éramos una gran comunidad luchando por una pasión.
Melisa: – La verdad que lo que hicieron es muy valorable y me imagino el orgullo que les debe producir ver el esfuerzo realizado transformado en realidad. ¿Crees que trabajar colectivamente para conseguir un objetivo solidario, se fue perdiendo un poco con el tiempo?
María Dolores: – El trabajo que hizo la vecinal Dr. Maradona con la plaza de las Américas me demuestra que la comunidad está integrada a la escuela. Hasta el momento que yo estuve se hacía, pero los tiempos laborales de los padres son diferentes, no se como repercutirá eso en la relación escuela- comunidad. Con optimismo te diría que ojalá siguiera así. ES un orgullo ver el complejo funcionando.
Melisa: – ¿Cómo llegaste a publicar en la contratapa de pagina 12? ¿Sos escritora desde hace mucho tiempo? ¿Qué tipo de literatura te gusta escribir?
María Dolores: – Toda la vida me gustó escribir es una de mis pasiones desde que era chiquita. Nunca lo encaré de la manera que lo estoy haciendo hace unos años. Escribí literatura de ficción, narrativa, cuentos. Empecé un taller con Laura Rossi, en la Biblioteca Alfonsina Storni en la calle Ovidio Lagos entre Catamarca y Tucumán, formo parte parte de la comisión directiva de la biblioteca. El presidente es Pablo un ex alumno de la escuela Gurruchaga. Y a partir de eso empecé a sistematizar todos mis escritos, fui recopilando todo lo que escribí a lo largo de mi docencia. Lo primero que publiqué fue un trabajo con una madre de la escuela y dos docentes que hicimos una tarea de investigación sobre la creación de la escuela y publicamos el libro que se llamó “Fuego y pasión de tinta”. Investigando sobre la creación de la escuela Gurruchaga descubrimos junto a la Bibliotecaria María Rosa, que la fundadora era Aurora del Rio de Imbert y la escuela era “La escuela de la chimenea” un chalet de dos plantas donde vivía ella y en ese edificio donde estaba la chimenea funcionó la escuela. Es rescatar una mujer con toda la polenta que se embarcó en este proyecto, el marido era profesor y ella peticionó a las autoridades y empezó a dar clases allí, por eso decimos que la escuela tiene fuego y pasión de mujer.
Dos años después trabajamos con la comunidad y con mi hija, Lucila Buono, como ilustradora hicimos “Palagasabras” y también ilustró la página Nené Callaci, fue un cuadro que después me regaló. A partir de esta sistematización y la motivación de Laura y las experiencias recopiladas envíe a Pagina 12 algunos relatos y se publicaron en la contratapa más un cuento extenso que salió en autores. Ahora estoy preparando un libro de cuentos que se llama “Partículas en el polo” una recopilación de cuentos con temáticas tomadas de la realidad y después ficcionadas. Escribo desde pequeñita, es mi pasión y ahora encuentro el tiempo para poder hacerlo.
Melisa: – Vos que fuiste docente y decís que escribir te gusta desde que eras pequeñitas… ¿Cuál es tu opinión sobre el desarrollo de la ley de educación emocional en las escuelas para poder descubrir estas pasiones y poder potenciarlas en cada estudiante?
Maria Dolores: – Acuerdo totalmente, el dejar ser y ayudar a Ser. Ayudar a sentir, a que cada uno desarrolle sus dotes naturales, por intereses. Yo recuerdo mucho en mi escuela primaria que tuve una maestra que se distinguía entre las demás, se llamaba Isabel Cantero y era innovadora porque nos daba iniciación literaria, ella a mi me abrió un mundo. A partir de ahí me convertí en una lectora casi compulsiva. Literatura infantil no había demasiado, Mujercitas me lo habré leído diez veces y me propuse todos los días escribir un poquito. Así como yo tenía esa inclinación me parece fantástico que todos los niños sean potenciados. Que los contenidos sean disparadores de las capacidades intrínsecas de cada criatura. Nosotras las maestras, como parteras de lo que tiene cada uno dentro.
Melisa: – ¿Notas que cambiaron muchos hábitos en los vecinos con respecto a tu infancia en el barrio? ¿Se vive diferente?
Maria Dolores: – Si totalmente, la calle era nuestro territorio. Era terreno de juego toda la cuadra, siempre pedíamos que nos dejaran jugar un ratito más. Los chicos ahora no están en la calle porque es sumamente peligroso. Hay más pantalla, más encierro. Se usan más los espacios verdes, pero sólo los fines de semana, cuando pueden llevarlos los padres. Son pocos los que van un club. Si vos a un chico le contás que en la puerta de la comisaría siempre había un vigilante al que los vecinos le acercábamos un pan dulce en las navidades, o algo para que tomara en las fechas patrias. Había una comunión, ahora eso está totalmente roto. Los vínculos sociales son otros. Conocíamos a todos los vecinos, ahora hay muchos edificios, eso hace que haya mucha gente que ni conoces y antes eso no pasaba.
Gracias María Dolores ¡esperamos que nos envíes unos de tus relatos para publicarlo en nuestra Web!
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