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Poca tiendas tienen más encanto que las casas de compra -venta. Y sobre todo si está situada en el bello Barrio Alberto Olmedo, más conocido como Pichincha.
Las calles de Pichincha tienen esa especie de magia parisina que hace que cualquier día nublado una se sienta Amelie en busca de los pequeños encantos.
En Calle Richieri 100 bis se encuentra esta tienda de antigüedades y restauración de muebles, desde el 2010 me comentó una de sus dueñas, pero bien podría estar allí desde 1960. Su estilo teletransporta a las callecitas europeas del Montmartre . Al abrir sus puertas tuve la sensación de estar abriendo un umbral en el tiempo.
Pero la magia en pichincha continua, porque las caminatas por sus calles sorprenden a cada paso. Hacia el final de la calle, antes de llegar a la estación Rosario Norte, se encuentra Paseo Pichincha. Un sendero que comienza con dos farolas antiguas que te invita a recorrer una serie de cinco estatuas realizadas por el artista plástico Rosarino Fabián Rucco : «Instrucciones para volar» puede leerse en un cartel debajo de la primera estructura realizada en madera como materia prima, materiales que se han retirado por razones técnicas de diferentes árboles. La obra representa a una hombre y su comunicación con un ave.
En la primera figura se ve al personaje sentado abrazándose las rodillas y durante el recorrido se va transformando hasta que al final en la última escultura se transforma en un pájaro en vuelo.
Y como una especie de mensaje, de esos que le encanta recibir a la protagonista de la película Amelie, me encontré al final del recorrido con un buzón restaurado del color rojo original que resaltaba por su brillo en medio de aquel día nublado . Sentí su firme presencia, como si tuviera vida. El buzón parecía mirarme desde lejos, recordé sonriendo al duende de la película mencionada anteriormente:» tenemos que restaurar el Buzón de calle Cafferata» me dije, casi como un compromiso y una promesa hecha al buzón de paseo Pichincha.
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