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Hace unos cuantos años atrás, casi veinte, en un bar legendario de nuestra zona llamado GARCIA, en honor al gran músico argentino, se corría el rumor entre los rosarinos que el mismísimo Charly solía frecuentar de manera imprevista este bar y subirse a tocar el teclado en el pequeño escenario frente al asombro y la mirada atónita de clientes, dueños y mozos del lugar quienes no podían creer lo que sucedía.
Para ese entonces no existían las redes sociales, sólo algunos pocos privilegiados habrán tenido la suerte de llamar desde un antiguo Nokia a sus conocidos y contarles lo que estaba sucediendo en el momento.
Pero otros, como Melina, una de las afortunadas que presenció uno de estos mágicos momentos, no tiene más pruebas que lo registrado de aquel día en su memoria: ¨Me acuerdo que fue después de un recital de Charly, habíamos ido a García y habrá caído 2 o 3 de la mañana. Imaginate los que estábamos ahí que a todos nos gustaba Charly estábamos todos re locos ¡No lo podíamos creer! Y continúa su relato: «Un montón de gente que estaba afuera se enteró y quería entrar. Después se empezó a hacer costumbre y luego de los recitales a veces iba, la gente lo esperaba hasta cualquier hora»
Alejandro en cambio fue mozo, atendía la barra y pasaba música en el bar García durante diez años. A diferencia de Melina él si atesora fotos, grabaciones y hasta videos de lo que fueron como él mismo denomina “esos milagrosos momentos” Para esa época Charly solía tener acostumbrados a sus seguidores a cancelar los recitales a último momento o incluso comenzarlos hasta con una demora de más de seis horas.
Alejandro detalla cómo se vivía desde la intimidad de los trabajadores del bar García cada vez que había un recital y al mismo tiempo reconoce que estos recuerdos son muy movilizadores para él: “Charly era un personaje impredecible. Estaba hecha la invitación a gente de su equipo, le habían llevado la remera del bar, él sabía que existía un bar que se llamaba García. Nunca se supo si le pagaron o no por estar. Yo creo que no, porque era imposible que el bar pagara lo que Charly cobraba en esa época. Creo que lo hizo por amor a un bar que llevaba su nombre y que tenía fotos de él por todos lados, que era su homenaje. Durante 2000 y 2001 después del recital a veces venía a trasnochar a García. Y ahí lo esperaba un músico rosarino que hacía covers de Charly tocando dos o tres temas a cada rato para que no se enfriara la cosa porque a lo mejor Charly caía a las 5h de la mañana o nunca venía, o venía a las 2h de la mañana y tocaba toda la noche. No se sabía que podía pasar. El bar rebalsaba de gente, todos los que frecuentaban García de vez en cuando, ese día, estaban ahí esperando a ver si ocurría el milagro. Y la verdad que las veces que ocurrió… fue hermoso.”
Pero a medida que me va contando Alejandro va recordando y dejándose llevar a revivir nuevamente esa sensación que le produjo estar frente a frente delante de su ídolo “Las escenas en el bar eran una locura total, era muy difícil contener a la gente que lo quería tocar y saludar. Sólo algunos pocos privilegiados tuvimos la suerte de entrar al VIP improvisado que le armaban para servirle un wisky y estar con él, pero el vértigo te paraliza cuando estás tan cerca de una figura tan potente como Charly”
Alejandro sigue recordando anécdotas y datos de color, evidentemente abrimos un cofre muy valioso de sus recuerdos. Nos cuenta que durante una de sus visitas Charly pintó con aerosol toda la pared del bar y esa pintura duró como diez años porque se la protegió con una reja.
Lo mismo hicieron con un teclado al cual exponen como un tesoro: “una tecla se rompió, pero no quisieron cambiarla porque en ese teclado había tocado Charly García”. Entre las anécdotas recuerda sonriendo una en especial: Durante una de sus giras por Córdoba Charly se peleó con Piñón fijo con quien compartía teatro. El equipo de Producción del músico necesitaba hacer prensa en Rosario y un domingo a la noche les pidieron hacer una conferencia de prensa desde el bar. Alejandro fue uno de los privilegiados en estar allí y entonces nos relata el mejor recuerdo de todos: “Una vez que la nota terminó, Charly se sentó en la mesa a charlar con todos los mozos. Esa vez fue una locura, pudimos disfrutarlo mucho más tranquilos, incluso tocó un par de temas”
Las fotos que subimos nos las cedió amablemente Alejandro y también una grabación en audio de la 4ta visita que hizo a García.
Puede confirmarse entonces que esta historia de Pichincha fue realidad y que hay rosarinos como Melina y Alejandro que atesoran entre todos sus recuerdos los momentos que el astro del Rock Argentino les regaló.